Cuando un hombre se convierte en padre, sufre una transformación interna. Desarrolla en su interior habilidades que estaban aletargadas y que permanecen ocultas durante su vida de soltero. Pero cuando llega el momento, estas habilidades florecen para ayudar al hombre a convertirse en el mejor padre del mundo para su familia.
Sin estas nuevas habilidades, el hombre, seria simplemente un hombre cuidando de su familia, pero no un papá. Un papá puede aguantar horas y horas de paseo, varias noches durmiendo muy pocas horas y siguiendo con su vida habitual de trabajo y sociedad. Vamos a elegir entre muchos más, diez increíbles poderes que los hombres desarrollan al convertirse en padres.
1. Gestión de la energía
Un papá puede gestionar su energía durante todo el día a su antojo. Puede activar el modo económico y estar siempre vigilando a sus hijos estén donde estén.
En el parque por ejemplo, sentado en un banco, mientras sus hijos juegan, el papá puede permanecer en el modo económico para recuperar las horas de no dormir y al mismo tiempo estar atento a los movimientos de sus hijos y acudir en su ayuda si alguno tuviera problemas.
2. Capacidad para pernoctar
Un hombre puede pernoctar para salir con sus amigos y pasarlo bien. Pero al día siguiente tendrá que recuperarse durmiendo durante varias horas, normalmente los domingos, que se vuelven días estériles e improductivos. En cambio, un papá puede pernoctar cuidando a su hijo con cólicos durante toda la noche hasta que se duerma.
Posteriormente, si aún tiene alguna hora para dormir la aprovechará y después acudirá al trabajo si es día laboral con total normalidad, como si hubiera dormido toda la noche. Hay papás incluso que los domingos, después de no haber dormido absolutamente nada, pueden ir de excursión a la montaña o a la playa.
3. Sexto sentido de alerta
Cuando un padre conoce por primera vez a su hijo, desarrolla en su interior un vínculo verdaderamente estrecho y muy fuerte. Tan arraigado está este vínculo que se crea un sexto sentido de alerta en el papá. Este sentido permanece activo durante todo el día y normalmente pasa inadvertido, pero si su hijo, corre algún peligro se activará.
Aunque el padre no esté viendo a su hijo en peligro, si se concentra, puede notar como el sexto sentido le manda señales. Una sensación de incomodidad recorrerá su cuerpo y sus ojos empezarán a buscar sin cesar a su hijo para comprobar que esté bien. A veces, este sentido puede estar sobrealimentado, dando lugar a falsas alarmas.
4. Paciencia sobre-humana
Los hombres generalmente son organismos con un nivel de paciencia limitado. Los hay que tienen mucha paciencia y otros que menos o incluso nada. Pero independientemente de como sean de pacientes antes de ser padres, una vez lo son, todo esto cambia por completo. Nace en ellos un océano de paciencia que les protegerá de la energía rebosante de sus hijos. Todos los hijos nacen con una fuente de energía inagotable.
Para poder convivir con ellos, la naturaleza ha provisto al padre de unos depósitos de paciencia extremadamente amplios. Hay que advertir sin embargo, que no es un recurso inagotable y que se han detectado casos en los que los depósitos se extinguen, sobre todo cuando se tiene más de un hijo.
5. Cambios de criterio
Normalmente un hombre que quiera pasarlo bien, nunca elegirá actividades aburridas como pueden ser ir a un parque de atracciones infantil, participar en las actividades infantiles de la fiesta mayor del barrio, hacer un rompecabezas infantil, jugar a las muñecas o cualquier otra tarea.
Pero un padre puede pasarse horas haciendo alguna de estas ocupaciones. Además, tiene la capacidad de compartir la alegría de su hijo. Esto es, que siempre que su hijo lo pase bien, el padre disfrutará con él, se contagiará de su estado y ambos compartirán un sentimiento de júbilo.
6. Habilidades manuales
Quizás ningún hombre se ha planteado hasta llegado el momento si sus habilidades manuales son suficientes para lo que le depara la paternidad. Pero esto no debe preocuparle porque gracias al nacimiento de su hijo descubrirá que siempre ha sido habilidoso.
Sin apenas dificultad y sin previa instrucción, se verá cambiando pañales con soltura, pintando marionetas con mucha creatividad o recortando figuras de papel con destreza.
7. Narración de cuentos
Antes de la paternidad, es habitual, que ningún hombre haya puesto a prueba su capacidad narrativa. Y si lo hacen, puede que se lleven una decepción, porque hay pocas personas con el talento necesario para centrar la atención de los niños. Sin embargo, con los poderes recibidos, un hombre se convierte en un narrador de primera.
Conseguirá que su hijo duerma mientras escucha su cuento favorito o conseguirá un rato de su atención mientras le oye explicar algún cuento.
8. Argumentación
Con la llegada de nuestros hijos, llega también la inocencia y las ganas de saber y conocer. Así que un papá ha de estar preparado para responder todas las preguntas que nos hagan. Para hacerlo bien no vale una respuesta convencional, ha de ser la respuesta de un padre.
Una respuesta que combina conocimiento y lo más importante, imaginación, para que un niño quede satisfecho necesita una respuesta con la que poder imaginar cosas, no una simple contestación sincera y llana, ha de dar que pensar, que imaginar, los niños han de estimularse y un padre siempre tendrá una buena idea para las preguntas de sus hijos.
9. Personalidad múltiple
Un padre tiene que tener tiempo para sus hijos. Pero es muy importante que tenga tiempo también para su vida amorosa. La pareja muchas veces pasa a segundo plano por la atención que requieren los hijos pero no se han de descuidar, ya que es la base de la familia donde va a desarrollarse nuestro hijo.
Sin pareja no hay familia. También el padre debe cuidar su vida social, haciendo un esfuerzo y multiplicando su personalidad para llegar a todos los sitios donde se le necesita. Por eso la naturaleza le ha brindado la capacidad de dividir su mente en diferentes personalidades para cada ocasión.
10. Valentía
Un hombre se presupone valiente si no se demuestra lo contrario. Pero no es comparable con el ejercicio de valentía que ha de hacer un padre.
Un hijo supone el mayor acto de coraje que se puede ejercer en la vida, pues te va a exponer a los riesgos, te volverá vulnerable. Vulnerable en el sentido que exige el tener a alguien a tu lado al que amas más que a tu vida.
Vulnerable porque pensabas que nada ni nadie podría hacerte daño hasta que el daño le sucede a tu hijo.