“Cuando comencé, financié todo con dinero de mi propio bolsillo por siete años. Me gasté los fondos de mi retiro, vendí mi auto, vendí mi anillo de bodas”, contó Lynea en diálogo con el canal Barcroft TV de YouTube, que la visitó en la enorme propiedad en la que actualmente convive con 800 gatos adultos y 300 mininos.
‘The Cat House on the Kings’ fue el nombre que eligió para el santuario sin jaulas más grande para gatos ferales y abandonados de California que fundó en su hogar.
Y la abrumadora cantidad de felinos llegó a ser tanta que en 1992 decidió convertirse en técnica veterinaria para ayudar a mantener bajos los costos médicos de los tratamientos de los animales.
Estas decisiones le permitieron expandir su misión y encontrar los fondos necesarios para manejar el presupuesto anual de 1.6 millones de dólares al año que destinan para alimento para gatos, el manejo de desperdicios, el mantenimiento de la propiedad, el pago del personal que tiene en planilla y los veterinarios.
Cada mañana, los trabajadores y voluntarios del santuario comienzan a alimentar a los gatos al promediar las 4 de la madrugada, y por lo general les toma de 30 minutos a una hora para darle de comer a todos.