Luis Miguel es una leyenda viviente de la música y su fama se vio realimentada por la serie de Netflix.
Es así que se desempolvan curiosas anécdotas del gran cantante. En su momento quizás no llamaran tanto la atención como la hacen ahora, más de veinte años después, por quienes fueron sus protagonistas.
Anécdotas que muestran el lado seductor y famoso del gran artista, pero también el lado oscuro, de sus profundos dramas personales.
En el Río de la Plata
Buenos Aires, 1992. El joven, ardoroso y rebosante de sex appeal cantante invade la capital argentina.
Pocas chicas se resisten a su encanto, pero Luismi afronta en ese momento una difícil situación de vida: un padre explotador y una madre desaparecida, situaciones descriptas sin atenuantes en la serie.
Montado en su fama, el cantante debe mostrar la cara del éxito, ocultando al gran público la verdad de su dolorosa condición.
Quizás por ello cediera a los encantos del alcohol, que desinhibe y hace olvidar las penas.
Y en Buenos Aires, en ese año, ocurrió un curioso episodio, que involucra a una hermosa joven, un flirteo en cámara, insinuaciones, un beso y según se dice, un fugaz romance.
En la pantalla
El “Rey Sol” se presentaba en el popularísimo programa Ritmo de la Noche y Video Match, que rompían picos de audiencia día tras día.
Su conductor era Marcelo Tinelli, quien había irrumpido con un estilo de conducción desenfadado y atrevido, rompiendo antiguos formatos de comunicación televisiva.
El escenario era el ideal para el lucimiento del astro mexicano, quien fue entrevistado por Marina Vollman, conocida modelo y una integrante de las “Chicas Tinelli”.