La infidelidad trae consigo un drama personal muy grave, porque se hace vulnerable la confianza en la pareja, los compromisos, los pactos, los anhelos, además que rompe el corazón de la persona que te ama y provoca situaciones que no siempre pueden manejarse adecuadamente.
La infidelidad se basa en la traición, según los expertos no hay una causa exacta que la explique, sin embargo, existen muchos factores casuales, inconscientes o que van más profundo que una simple atracción o deseo sexual.
Los infieles son generalmente personas impredecibles, inmaduros emocionalmente que no pueden mantener un compromiso firme y seguro, que no se pueden vincular de una manera auténtica con ninguna pareja. Además, les gusta el riesgo y el peligro, eso hace que aumenten su dopamina, al cruzar la línea prohibida al buscar algo nuevo.
Según estudios cinco de cada diez parejas que acuden a consejería lo hacen por una infidelidad. Hace alrededor de dos décadas, los hombres eran los principales infieles, en una proporción de tres a uno respecto a las mujeres; pero, en la actualidad, la proporción prácticamente es igual.
Cuando la pareja se siente culpable porque ha sido infiel puede tener diferentes reacciones. En las mujeres los comportamientos son diferentes, porque generalmente ven la infidelidad como una aventura pasajera en momentos difíciles, necesitan sentirse deseadas y amadas. Al empezar esta relación quieren verse lindas, empiezan a ir al gimnasio, a la peluquería, ropa nueva, lencería sexy, es como si aumentara su autoestima, debido al juego de seducción que están iniciando.
En cambio, en los hombres, la infidelidad va acompañada de culpa, puede ser que vaya unida al temor del juicio social de los demás. A perder una posición en su trabajo y la reducción de sus ingresos, ya que este tipo de relaciones clandestinas les cuesta dinero, tiempo e incluso su paz.
