Cómo salir de una crisis de pareja.

Los seres humanos no somos perfectos y por supuesto, tampoco lo son nuestras relaciones.

Existen momentos en los cuales las cosas no marchan bien y se vuelvan complicadas, pudiendo llegar a una crisis de pareja.

Algunas optan por separarse, pero hay otras que buscar la manera de superar la situación.

Las preguntas

Cuando se llegó a un punto en que parece que no hay retorno, es necesario detenerse y realizar algunos cuestionamientos. Hacer de cuenta que nada pasa o mirar para otro lado no es una buena idea, porque nunca los problemas se arreglan solos, sino que más bien tienden a agravarse.

Estas son algunas preguntas que pueden ayudar en este punto.

¿Qué se ha perdido en la relación? ¿Qué extrañan uno y otro de ella?

¿Qué aspectos individuales cambiarías para ofrecer lo mejor de ti a la relación? Y a su vez ¿qué aspectos pedirías que tu pareja cambie?

Estos son disparadores que podrán servir de punto de partida.

Qué hacer

Todas las relaciones de pareja tienen conflictos o enfrentan momentos en los cuales no logran llegar a acuerdos sobre algo específico.

En otros casos, hay situaciones extremas que las ponen a prueba: una enfermedad, una mala situación económica, el desempleo, un accidente.

Quizás haya muchas circunstancias que no tengan solución, pero hay una infinidad que sí la tienen.

Para sortear una crisis de pareja, se necesita compromiso y voluntad para hacer lo que es necesario.

Estos son algunos puntos a tener en cuenta.

La primera actitud es comprender al otro y ceder en aquellos puntos que resultan importantes para la otra persona. No imponer, dialogar es la clave, llegando a un consenso beneficioso para los dos. No se trata de ver quién tiene la razón (o la culpa), sino que cada uno explique sus motivos y qué lo ha llevado a pensar como lo hace.
En todo momento es imprescindible centrarse en el presente y no rememorar los conflictos ya pasados. Tampoco sirve ponerlos como ejemplos.
Frases que comienzan con “tú siempre” o “tú nunca” no aportan a la solución del problema, porque inmovilizan al otro en una actitud y lo hacen culpable.
Los desacuerdos entre las personas son normales y también la visión de qué es necesario para solucionarlos. Ese es el punto de partida para comenzar a dialogar.
Las parejas de mucho tiempo pueden llegar a una situación en la que las muestras de afecto son esporádicas. Con detalles por los esfuerzos que hace para mejorar la relación o la convivencia. Pequeños detalles como un beso, un abrazo, una caricia, un cariño, una sonrisa o un momento de atención son muy importantes y contribuyen a reforzar la relación.
Si vamos a hablar de algo que nos disgusta, debemos centrarnos en el hecho en sí, no en la persona, evitando siempre los reproches o calificativos personales que resulten despectivos. El respeto es esencial para la buena convivencia y la solución de los problemas.


En el proceso de solucionar los inconvenientes, pueden surgir momentos de tensión. Esto debe preverse entre ambos, tomando la decisión de abandonar el encuentro en ese instante para “enfriar la mente” y pensar otras formas de solución. Con la cabeza más calma, se puede retomar la discusión y llegar a un consenso.
Conjuntamente con los esfuerzos por recomponer la situación, es necesario recordar aquellas situaciones y actividades que les gustaban hacer a ambos: visitar ciertos lugares o salidas específicas renuevan la pareja y el compromiso.

Las situaciones también necesitan ser pensadas en solitario, por lo que la reflexión por separado es muy importante para enfrentar los problemas. Además es algo útil para rever los sentimientos implicados en la relación.
Es bueno recordar qué es lo que nos enamoró de la otra persona. A veces la vida en común, con sus obligaciones y problemas diarios, nos hace olvidarlo. Revivir el impulso inicial, con salidas de a dos, son muy efectivas para lograrlo. Si es necesario, hagan un viaje juntos, preferentemente a un lugar que les traiga buenos recuerdos.
Otro efecto de la vida en común por mucho tiempo es que tendemos a asociar los malos momentos con la persona que tenemos al lado. Esto, obviamente es algo que no se corresponde con la realidad.
A veces, la situación de desequilibrio en la pareja está dada porque uno de los dos está atravesando una situación especial. En ese caso, la pareja debe ser el soporte y no permitir que eso afecte la relación.

Cualquier obstáculo, por más difícil que sea, se puede superar si se quiere trabajar para que la relación no termine. Si el afecto está presente, la comunicación es la única vía para solucionar los conflictos y que ambas partes resulten beneficiadas.

A veces las situaciones son muy complejas y es difícil encontrar la solución solos. Si esto ocurre, el apoyo profesional puede ser la clave para que la paz vuelva a la relación.


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