La inteligencia es diferente de la sabiduría, por lo que en el mundo hay más personas inteligentes que sabias.
Ambas nos ayudan a resolver nuestros problemas, pero con un diferencial muy importante: la inteligencia no se preocupa mucho de los efectos colaterales.
Sólo se ocupa de solucionar.
La sabiduría, por otro lado, nos permite resolver los mismos problemas de la manera más eficaz y sana posible.
Una persona sabia puede no tener tanto conocimiento, pero ella será reconocida por la habilidad de juzgar correctamente la esencia humana. Albert Einstein, muy sabiamente, dijo:
“Una persona inteligente es aquella que resuelve un problema, una persona sabia lo previene”.